Una de las primeras family offices del mundo fue la formada por la familia Rockefeller en Estados Unidos, la cual se convirtió de facto en un importante referente para las vidas de varias generaciones de descendientes de John Rockefeller -el hombre más rico de la historia-, quienes, gracias a la misma, vieron resueltas muchas de sus preocupaciones financieras, tributarias y previsionales cotidianas, al mismo tiempo que dicha oficina asumió exitosamente la misión de multiplicar los frutos económicos de los negocios familiares (Collier, 1977).
Sin embargo, a menudo se olvida que son las acciones en los ámbitos del emprendimiento empresarial, social, educacional y filantrópico las que la han convertido en una institución verdaderamente memorable, y en el benchmark de toda family office profesional.
La tendencia que siguen las familias acaudaladas chilenas en los últimos años ha sido formar su family office (FO) con el objetivo de administrar el patrimonio de la familia y preservar y hacer crecer el tesoro familiar. La estructura de estas FO, en algunos casos, puede ser una sola persona y en otros llega a ser similar a un fondo de inversión. Las familias chilenas han optado por estas FO o Single FO (SFO) por lo atractivo de la promesa de exclusividad, privacidad y customización (Amit, et al, 2009) que estas ofrecen, a diferencia de los bancos, compañías de inversión u otras instituciones.
Sin embargo, al estar enfocado en una sola familia, el o los ejecutivos a cargo de la SFO cuentan con poca información comparativa o benchmarks que permita mejorar su desempeño.
Nueva tendencia
La nueva tendencia internacional es a trabajar con multi family offices (MFO), debido a que éstas atienden a varias familias empresarias de diversas características aportando experiencia.
Su principal ventaja es que velan por la familia de manera independiente, al no percibir ingresos del resultado de los consejos o soluciones que ofrecen, evitando así el conflicto de interés de vender sus productos de inversión para beneficio personal bajo el disfraz de asesorías. Además, cuentan con un amplio e integrado pool de servicios (inversiones, impuestos, plan de herencia, etc.) y con profesionales especializados en cada uno de ellos, y trabajan con la familia completa, asesorando a las nuevas generaciones de acuerdo a sus requerimientos, entre otros beneficios.
En nuestra experiencia, la FO es una «Oficina de Asuntos Familiares» que, además de lo citado anteriormente, vela por hacer cumplir, en la medida de su alcance, la visión/misión de las familias propietarias que aspiran a convertirse en familias empresarias, concretando algunos de sus sueños e intereses.
Empresas familiares
En la práctica, nos encontramos con familias que además de proyectar el crecimiento del negocio, incluyen en su visión el bienestar de la familia, el de la comunidad y colaboradores, el desarrollo del talento emprendedor y la protección del medio ambiente.
Estos deseos necesitan concretarse con recursos que fluyen desde la FO. Así, el rol de ésta dentro del ecosistema familiar-empresarial se amplía y se estructura en distintos comités que lideran los miembros de la familia según sus necesidades.
Ejemplos de comités: Filantropía (fundación, museo, aportes a instituciones), Responsabilidad Social Familiar (apoyo a miembros con dificultades económicas, enfermedades, sueldo vitalicio para la nana, otros), Formación (becas de estudio escolares, universitarias, posgrados), Actividades Familiares (cenas anuales, vacaciones grupales o culturales, fiestas familiares, campeonatos deportivos), Seguros (salud, incendios, accidentes, de autos) y Emprendimiento (financiamiento parcial, apoyo en planes de negocios), entre otros.
En definitiva, la FO tiene el rol de preservar y desarrollar los recursos y la esencia emprendedora que transformó a una iniciativa individual en una empresa familiar, la cual sólo alcanza su máximo potencial cuando se proyecta como una familia empresaria.
Por Gonzalo Jiménez, Director Centro de Empresas Familiares.