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Ciberseguridad: Jugando “El Juego Infinito”

El gran problema de la ciberseguridad radica en creer que todo está dicho, y que sólo debe enfrentarse de acuerdo al viejo paradigma de generar más protección contra los nuevos ataques.

Esto sería válido si hackers y delincuentes actuasen de acuerdo a esa misma lógica. Sin embargo, cada vez es más evidente que operan con reglas propias, cambiándolas constantemente, y esperando pacientemente a que sus contrincantes se queden sin energía o sin recursos.

Esto nos lleva a plantear una profunda reflexión que trasciende la tecnología y nos exige impulsar más que un cambio tecnológico, un cambio cultural. Necesitamos nuevas armas para esta guerra y, lo más importante, una nueva mentalidad. El primer paso es reconocer que hoy la ciberseguridad plantea un “juego infinito”.

¿Y por qué un juego?, porque al igual que en la Guerra Fría, las empresas y los ciber delincuentes disputan una partida interminable. Pero mientras las organizaciones actúan con reglas claras, movimientos anunciados y estructuras archiconocidas; sus rivales lo hacen con jugadores que cambian constantemente, estrategias inventadas en el momento, y jugadas desconocidas. Un claro desequilibrio.

Podríamos ganar mil batallas, día tras día, pero finalmente perder la guerra ante un enemigo invisible, que ataca en guerrillas y se oculta, para aprovechar nuestras debilidades y confianza, actuando de manera furtiva y desgastándonos hasta que no podamos seguir luchando.

Este escenario no es tan descabellado, si vemos cómo a diario aparecen nuevas amenazas que ni siquiera teníamos en mente, y cómo poco a poco múltiples organizaciones de la industria, la banca, el comercio y otros sectores estratégicos, caen ante estos “golpes infinitos”.

¿Cómo enfrentamos este juego? Los proveedores de TI y consultores en Transformación Digital debemos estimular a las organizaciones para que nazcan de nuevo, renunciando a los paradigmas que han defendido por años. Deben dejar atrás la “infancia” de los códigos rígidos y convertirse en “adultos” digitales, con nuevas emociones y motivaciones potentes.

Hoy, la tecnología nos permite habilitar modelos de negocio distintos, adaptando la cadena de valor a una filosofía de búsqueda constante; y con esa misma mentalidad flexible hay que romper paradigmas y dejar atrás todo lo establecido, sin tener miedo al cambio ni al error.

Lo descrito, implica trabajar desde cuatro aspectos básicos:

Visión, causa justa: debemos construir, buscar y generar espacios para que la organización y sus integrantes se desarrollen en las áreas donde están llamados a brillar. Algo tan obvio como tener visión estratégica clara y dejar de pensar en el corto plazo. Ser lo máximo dentro de ese sistema, y hacer crecer a todo el conjunto, confiando en el equipo, empoderando a cada uno de sus integrantes y entregando amplios espacios para la innovación.

Confianza en el equipo: el trabajo en este ámbito debe ser realizado por los integrantes del equipo. Para poder responder de manera ágil a los cambios en las reglas del juego que imponen los atacantes, debemos reforzar el empoderamiento de nuestros equipos de trabajo.

Esto se traduce en darles el espacio para tomar decisiones, a las pruebas y el error, conteniéndolos y permitiendo que los integrantes logren expresar sus necesidades y acudan al equipo como fuente de contención y fuerza en los momentos en que lo requieran.

Formar una unidad de alto desempeño permite lograr que el resultado sea mayor que la suma de todas las partes, lo cual es indispensable en los modelos de crecimiento exponencial.

Reconocer y conocer al adversario como un enemigo poderoso: puede que nuestro rival sea un ciber delincuente, pero no hay que menospreciarlo. Es alguien que nos recuerda nuestras debilidades y nos muestra dónde hay que mejorar. Es una tremenda oportunidad de desarrollo y por ello no hay que verlo sólo como alguien a quien se debe derrotar, sino como quien proyecta nuestras falencias internas, descubriendo problemas en cosas que incluso creíamos resueltas. Y si no conocemos a ese adversario, hay que salir a buscarlo, porque es una referencia que nos ayuda a crear espacios de mejora cada día.

Flexibilidad en los modelos: este juego infinito implica explorar otras formas de gestión, flexibilizando los modelos para obtener nuevo valor. Hoy lo importante es velar por la forma en que entregamos valor al cliente. Las organizaciones más tradicionales están montadas sobre cadenas de valor, definidas por la cadena de producción; y además se resisten a abordar nuevas formas de creación de valor. Pero afortunadamente existen las startups que contribuyen a cimentar un ecosistema más eficiente, flexible e innovador. Nuestro ecosistema se expande y debemos transformarnos o integrar a nuevos actores relevantes en nuestra ecuación para resolver de manera rápida y eficiente los desafíos de los clientes finales.

Coraje para liderar: sin valentía estaremos en un callejón sin salida. Hay distintas formas y millones de caminos, pero hay que atreverse a seguirlos. Cosas extraordinarias nacen de cambios que tal vez para algunos resultan incomprensibles en un comienzo, pero que un verdadero líder debe reconocer oportunamente como oportunidades de desarrollo.

Recordemos que podemos seguir ganando todas las batallas en ciberseguridad, pero si no cambiamos paradigmas y enfrentamos la necesidad de evolucionar culturalmente, desde las personas y sus propias emociones y motivaciones, vamos a perder la guerra.

Por Carlos Gaule, Director de Ciber Seguridad de SONDA

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