Por Julio Farias, cofundador de Zerviz
La transformación digital está marcando el fin de una era: la infraestructura on-premise se
está quedando obsoleta. Las empresas cada vez más, están migrando a la nube para
mantenerse competitivas. Sin embargo, este movimiento no está exento de desafíos, y
algunas compañías experimentan el “efecto rebote”. Donde algunas startups han tenido
que regresar a la infraestructura local, principalmente, por el alto costo.
La infraestructura tecnológica local para almacenar y procesar datos ha sido durante
décadas la piedra angular del soporte en las empresas. Pero los tiempos han cambiado y
las organizaciones, en particular, las startups buscan agilidad, escalabilidad y reducción de
costos los iniciales (CAPEX), algo que la nube puede ofrecer.
El traslado al cloud no es una cuestión de moda; sino más bien, una respuesta a las
necesidades de la economía digital que exige rapidez en la implementación de servicios y
resiliencia operativa. Por otra parte, la nube pública y privada elimina la complejidad
técnica de manejar infraestructura física y garantiza continuidad operativa lo que permite
que las startups se concentren en sus clientes y el core del negocio.
Migrar a la nube promete eficiencia, pero sin una estrategia adecuada, los costos pueden
dispararse. El uso inadecuado de servicios provoca que muchas empresas, especialmente
las emergentes, sientan que es más caro de lo que esperaban y muchas deciden volver al
on premise donde creen que existe mayor control. Sin embargo, este fenómeno, conocido
como efecto rebote suele ser un paso atrás en términos de agilidad y escalabilidad.
Para optimizar el consumo de recursos en la nube es necesario planificar y supervisar el
uso, evitar gastos innecesarios y asegurar que cada dólar invertido genere el máximo
valor. Esto es lo que llaman, FinOps y ayuda a gestionar eficientemente el multicloud.
Algunas startups, combinan nubes públicas y privadas, para aprovechar lo mejor de cada
plataforma. Esta diversidad, es la que permite optimizar costos, mejorar la seguridad
y reducir los riesgos al distribuir cargas de trabajo entre múltiples proveedores, lo que
asegura, la continuidad operativa y mejora la flexibilidad para adaptarse a cambios en el
mercado.
La gestión de múltiples plataformas requiere garantizar la integración, el monitoreo y la
optimización de recursos. Por ello, adoptar un enfoque FinOps, asegura que
las startups paguen únicamente por lo que realmente necesitan, ajustar el consumo en
tiempo real y eliminar el sobre dimensionamiento.